Jueves 2ª semana de PASCUA
23.04.2020
El que cree en Jesús derrocha vida, incluso después de muerto. Creer en el Hijo es apostar por la vida «exagerada», una vida que no se termina, la vida en abundancia aquí y después. Y esa creencia se concreta produciendo más vida alrededor (lo que llamamos «construir el Reino»). Ahora ya lo sabemos: lo que distingue a los que creen no son las doctrinas ni los ritos, sino el hecho de ser máquinas productoras de vida constantemente, agentes fertilizadores del mundo.
- Cuando Jesús afirma que el Padre "ha puesto todo en las manos del Hijo" lo que en realidad dice es que el Padre no se ha reservado nada para sí. Y se ha revelado, se ha dado a conocer, por completo en la persona, en la vida que llevó Jesús. En lo que hizo y en lo que dijo. O sea, en Jesús sabemos cómo es Dios, lo que le gusta a Dios y lo que Dios no quiere de ninguna manera. Porque Jesús es la revelación total de Dios, en la medida en que nosotros podemos entender lo que es Jesús y lo que representa Jesús, en el mundo, en la sociedad y en la vida de cada ser humano.
- Por lo dicho se entiende que "el que cree en el Hijo", es decir, el que se fía de Jesús, lo acoge sin reserva alguna, lo acepta por completo, ese "posee la vida eterna". El adjetivo griego aiónios significa, a veces, "eterna", pero también puede traducirse por "ilimitada", o sea, sin principio ni fin . Por eso, la vida que tiene el que se adhiere enteramente a Jesús es, o vida sin más; o "vida sin limitación alguna" (Jn 3,36; 5,24; 20,31). Aceptar a Jesús es aceptar una vida plena. De ahí que quien le pone limitaciones a la vida, la suya o la de otros, por eso mismo lo que en realidad hace es rechazar a Jesús como eje y centro de nuestras vidas.
- De ahí que quien no acepta tal plenitud, de él se puede decir que "la ira de Dios pesa sobre él". El IV evangelio habla aquí de "ira"(orgé) que expresa rechazo, por encima de lo meramente emocional o del exceso. Esto quiere decir que Dios rechaza al que se resiste a acoger la plenitud de la vida, todo lo bueno, bello y gozoso que nos ofrece la vida. Y una vida sin limitaciones. Este criterio tendría que hacernos pensar. Y pensar mucho. Porque nos lleva derechamente a hacernos estas preguntas: ¿acepto yo la vida y todo lo que hace plena y feliz la vida? ¿Limito yo la vida y la felicidad de vivir? ¿Trabajo yo para que la vida en este mundo y en este momento sea más dichosa para todos los que están a mi alcance?
LITURGIA DE MAÑANA VIERNES 24 DE ABRIL
Jn 6 1-15 EVANGELIO EN AUDIO
LECTURAS Y COMENTARIO
2. La multiplicación de los panes le sirve a Juan para introducir el capítulo que dedica al pan del cielo y a la eucaristía. Pero, en el relato de los panes, Juan señala un detalle que puede pasar inadvertido, pero que es de importancia. Se trata de que este hecho singular ocurrió cuando "estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos". Esta fiesta era la más importante de la religión de Israel. Porque conmemoraba el acontecimiento de la liberación de Egipto. Los israelitas tenían la obligación de subir a Jerusalén para matar el cordero en el templo y participar en los ceremoniales religiosos, que duraban siete días.
3. El evangelio de Juan señala que. cuando llega la Pascua, la fiesta religiosa más importante de aquel pueblo, Jesús no sube a Jerusalén, no va al templo, no participa en los ritos religiosos de su nación. Jesús se queda en Galilea, con los pobres, en el campo, en medio de la pobre gente que solo tiene panes de cebada, el pan de los necesitados, y además lo tiene escaso. Y así las cosas, la gran fiesta religiosa, para Jesús, es que los hambrientos coman hasta saciarse. Jesús "seculariza" la religión: la hace menos sagrada y menos solemne, pero más humana. Según Jesús, cuanto más humano es algo, por eso mismo es más divino.