Querid@ explorador/a: ¿Cómo sigues con este recorrido cuaresmal? Espero que no me contestes "depende". Ya me ha dicho el Sr. Celemín que estuviste tatareando la canción de "Jarabe de Palo" durante toda la noche. De hecho me alegro porque la música - dicen- alegra el corazón y la tentación de la nueva isla es gris, plomiza, pesada... de esas que progresivamente van apoderándose de nuestra energía vital y, en nombre de la cruda realidad, nos cuestiona cara a cara: ¿para qué actuar? ¿Para qué seguir luchando?

Cierto que la resignación puede ser una actitud sabia en muchas ocasiones. Sin embargo, en otras, es aceptar la derrota de antemano.

La cuestión es: ¿cuándo sé que debo seguir luchando e intentarlo una vez más? ¿Cuándo sé que debo retirarme? Me temo que no existe una respuesta general, sino una necesidad de escucharse por dentro e ir comprobando si la batalla te va destrozando por dentro o si, a pesar de las heridas, el entusiasmo se ve fortalecido.

Quizás, la manera más equilibrada de acoger los sucesos complicados es la célebre "Plegaria de la Serenidad" del teólogo estadounidense Reinhold Niebuhr:

Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar,  fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia. 
Viviendo día a día; disfrutando de cada momento; sobrellevando las privaciones como un camino hacia la paz; aceptando este mundo impuro tal cual es y no como yo creo que debería ser, tal y como hizo Jesús en la tierra: 
así, confiando en que obrarás siempre el bien; así, entregándome a Tu voluntad, podré ser razonablemente feliz en esta vida y alcanzar la felicidad suprema a Tu lado en la próxima. Amén".

Por cierto, me dijo el Sr. Celemín que estuviste preguntando por qué la isla de hoy se denomina "sellada". Se debe a la etimología de "Re - signación". "Re" aquí significa "devolver" y "Signare" significa sellar y, en este caso, un título o documento sellado que expresa un poder o privilegio. Cuando uno se resigna devuelve el poder propio a otra persona o a la circunstancia que enfrenta. Nuestra isla, por tanto, está "sellada". ¿Serás capaz de cruzarla con el poder, la fuerza y la luz del Espíritu? ¿O, quizás, tengas que "devolver tu poder", es decir, resignarte?

Para ser exitoso en el día de hoy es importante tomar consciencia de que la tentación de la "isla sellada" reside en una cuestión de fondo: cuando dejamos a un lado un proyecto porque no está siendo exitoso, ¿es derrotismo o es una retirada a tiempo?

Mucho ánimo y ¡EUNTES!  Antonio Explorer

Propuesta orante

Paso 1. Ser en Dios. Dedica unos segundos a tomar consciencia de ser en Dios. No estás frente a Él, no estás delante de Él... ni siquiera es del todo adecuado decir que está dentro de ti. Sino que somos y existimos en Él. Él nos sostiene porque es nuestro principio y fundamento. Cierra los ojos y respira unos segundo con hondura.

Paso 2. Lectura del evangelio según san Lucas (Lc 14,28-32)

Así, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no pudo acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.

Paso 3. ¿Con cuál de estas frase estás más de acuerdo?

Paso 4. Presenta a Dios tus situaciones de lucha, resistencia, decaimiento, desesperanza...

Paso 5. Plegaria final

Dios Padre, mi principio y fundamento, hazme comprender que en ti somos, nos movemos y  existimos, que tus brazos nos rodean, que tus manos nos acarician, que tu corazón nos moviliza.

Dios Hijo, Jesús, sigue llamándome cada día a ser uno de los tuyos,aunque cada día acabe exhausto, con ganas de tirar la toalla, herido por la vida y preguntándome: ¿por qué yo? Tú eres Camino, Verdad, Vida.

Dios Espíritu, dador de Vida, que hablas por medio de los profetas de ayer y de hoy,dame la energía necesaria para levantarme cada mañana Y poner mi vida al servicio del Reino, Reino de paz, justicia, amistad, ternura, compasión.

Dios, Padre-Hijo-Espíritu, aquí estoy. Y aquí deseo permanecer, haciendo de mi vida una parábola de comunión. Amén.