Isla "Ekklesia": No tiremos piedras sobre el propio tejado
Último comunicado para el "Explorador 20"
Querid@ explorador/a:
¡Qué bien que hayas podido salir iles@ de la última isla! No es sencillo este reto pues más de uno encuentra en la queja continuada, en las propias heridas y en el sufrimiento una zona de confort muy interesante: pueden quejarse de todo y recibir la atención y la compasión que necesita. Sin embargo, tú has sido valiente y has decidido romper con ese círculo vicioso y has apostado por encarar los episodios complicados de la vida con entereza y desde la esperanza.
Así que... sin muchas palabras más es el momento de dirigirse hacia la barca del Sr. Celemín y disfrutar de la última de las islas cuaresmales: la isla Ekklesia. Como bien sabes, de esta palabra griega procede nuestra término "iglesia". Quizás te sorprenda que la última tentación se denomine así, pero es más que necesario poner este punto final con esta isla para no desvirtuar todo lo que hemos ido viviendo en estas semanas.
A ver. Te cuento. En cada isla hemos ido desvelando algunas de las tentaciones que nos cuestionan a nivel personal, pero también eclesial. Si todo ha ido bien, este Challenge no te ha aumentado tu culpabilidad insana sino que te habrá abierto los ojos ante ciertas actitudes, comportamientos o tendencias que no te ayudan a crecer, pero, al mismo tiempo, esta aventura te habrá fortalecido la convicción profunda del amor y la misericordia de Dios. Vamos, que te vas más libre y más feliz, aun sabiéndote en proceso y con aspectos que se pueden mejorar por la gracia y ayuda de Dios.
Pero es que, además, en este tiempo desde el Miércoles de Ceniza también hemos ido identificando estas tentaciones a nivel eclesial. Quizás hayamos caído en la cuenta de que nadie está libre de tentación, por mucho que ocupe un rango u otro en la estructura eclesial. Pues bien, sabiendo esto podría ser fácil caer en la última tentación: remover la basura de la Iglesia para que huela mal, ver solo lo negativo de la Iglesia y no valorar la acción pastoral tan impresionante, criticar a fulanito o menganito y no agradecer lo que cientos de miles de personas creyentes hacen sacrificada y alegremente por el bien de los demás. Y me temo que esta tentación de tirar piedras en nuestro propio tejado está más extendida de lo que parece.
¿Hay situaciones de pecado en la Iglesia? Sí, las hay. ¿Esto significa que hay que cerrar los ojos ante las injusticias de la Iglesia? ¡No! Se han de denunciar. Pero hay dos tipos de denuncia: la que nos duele porque la Iglesia la sentimos como madre y deseamos que la denuncia lleve a una corrección y que, así, nuestra madre esté más guapa. Y la que nace de la rabia destructiva y busca la venganza y afear más aún a una "madre" que se ve más bien como "madrastra ajena".
Querido explorador/a 20, llegamos al final de esta aventura. Me emociono al redactar estas últimas líneas y te confieso que echaré de menos el escribirte todos los días. Sabes que vivo en el Vaticano, soy un cardenal emérito, viejito y el acompañar tu camino me ha suscitado nuevos bríos e ilusión por vivir esta Semana Santa con más ganas que nunca. Has hecho un camino cuaresmal impresionante y tu deseo de libertad me ha contagiado. Soy Antonio, y no tengo mucho de "Explorer" porque mi paseo de cada tarde es en torno a la Plaza de San Pedro y poco más. Desde aquí, desde el corazón de la Iglesia romana, rezaré por ti cada día para que sigas avanzando en tu camino de identificación con el crucificado, que es el resucitado.
Tu amigo Antonio Explorer, viejito cardenal emérito. En Roma tienes tu casa por si quieres que un día nos reencontremos cara a cara. Tendré preparado un capuchino y un tiramisú.
Mucho ánimo y... Euntes
Antonio Explorer
Propuesta orante
Paso 1: Comenzamos con este vídeo motivador sobre cómo la Iglesia hemos de seguir buscando ser fieles a Jesús, en su deseo ardiente de llevar la buena noticia a nuestros contemporáneos
Paso 2: Leemos esta Carta de Apóstol san Pablo (1 Cor 12, 4-20)
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
Paso 3. Reflexión. TU, ERES CUERPO VIVO DE LA IGLESIA, ERES IGLESIA...
Si buscásemos información encontraríamos muchos tratados, de todo, pero el catecismo nos dice que "Iglesia" viene del griego ekklesia = los convocados.
Todos nosotros, quienes hemos sido bautizados y creemos en Dios, somos convocados por el Señor. Y juntos somos la Iglesia. Como dice san Pablo, Cristo es la Cabeza de la Iglesia. Nosotros somos su Cuerpo. [748-757]
Cuando recibimos los Sacramentos y escuchamos la Palabra de Dios, Cristo está en nosotros y nosotros estamos en él: esto es la Iglesia.
La estrecha comunión de vida de todos los bautizados con Cristo es descrita en la Sagrada Escritura con una gran riqueza de imágenes. A veces se habla del Pueblo de Dios, otras de la esposa de Cristo; unas veces se llama madre a la Iglesia, otras, la familia de Dios o se la compara con los invitados a una boda.
Nunca es la Iglesia una mera institución, nunca sólo la «Iglesia oficial», que uno podría rechazar. Nos irritarán las faltas y los defectos que se dan en la Iglesia, pero no nos podemos distanciar nunca de ella, porque Dios ha optado por ella de forma irrevocable y no se aleja de ella a pesar de todos sus pecados. La Iglesia es la presencia de Dios entre nosotros los hombres. Por eso debemos amarla.
Pero lo importante ahora es que te pares a pensar a reflexionar:
1. ¿Cuál es mi visión/sentimiento de la Iglesia?
2. ¿Soy MIEMBRO VIVO de MI IGLESIA?
3. ¿Cómo mejorar estos dones espirituales y en cuál me REALIZARIA COMO PERSONA Y COMO PROYECTO DE DIOS?
4. Santa Teresita de Lisieux decía "En el Corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el AMOR": ¿Qué deseas o quieres ser tú en la Iglesia?
5. ¿Con qué nombre, título, sentimiento... llamarás tú a la Iglesia?
Paso 4: Concluimos con una saeta, un canto típico de la Semana Santa andaluza ante el Cristo de la Misericordia y nuestra Señora de la Piedad. Es el momento de acompañarles en esta Semana Santa. Cierto que habrá sufrimiento pero, como sus nombres indican, no habrá mayor piedad y misericordia para con la humanidad que el mismo Dios ofreciéndose por entero a cada uno de nosotros.
Paso 5. Oración final
¡Mi Señor y mi Dios! Estás cerca de cada uno de nosotros. Pero no podemos llegar a ti solos. Quieres que nos aceptemos con amor y que ninguno de nosotros se pierda. Gracias por conectarnos tan profundamente en tu Iglesia. Amén