
En la 5ª semana de cuaresma...
Etapa 4 - Oración en Getsemaní: Lágrimas de miedo
Carta de tu amigo Simón, el Cireneo

Hoy lo primero es salir de la muralla por la puerta de los leones, del barrio musulmán. De allí se sale al valle del Cedrón y a subir hasta el Monte de los Olivos.
Después de la Última Cena, Jesús se fue con sus apóstoles al Monte de los Olivos a rezar. Tampoco estuve yo esa noche ya que, de nuevo, solo estuvo con sus apóstoles. Y sus apóstoles le dejaron solo. ¡Has visto! Sus mejores amigos. ¿Te imaginas que tus amigos, tus mejores amigos, te dejan solo y no puedes contar con ellos? Pues así se sintió Jesús. Y aquella noche fue muy dura para Él. Sintió angustia, soledad, fracaso. Muchas cosas. Pero Dios es más grande de lo que nos imaginamos, y Él no deja solo. No dejó solo a su hijo. Le acompañó.

Cuando estés allí, entra en el Huerto y pasa al interior de la Iglesia. Allí está la roca donde Jesús se tumbó a rezar con angustia. Y ya que estás allí, ponete en su lugar y rezá a Dios para que te ilumine en tus momentos malos, difíciles, en los momentos en los que te sentís solo y no sabés cómo hacer las cosas.
Verás que esos olivos que están allí son los mismos que vieron a Jesús rezar esa noche. La noche más difícil que pasó. Lo bueno es que sabía Jesús que todo iba a merecer la pena, que el final era muy bueno. Pero el dolor iba a ser muy grande. No es lo mismo que cuando te duele una herida que te has hecho al caerte haciendo deporte. Le iba a doler más.

Fíjate bien que en cualquier lugar se me pudo caer el sello. Tiene unos árboles y una roca. Como los que vas a ver.
¿Estás guardando todos los sellos? Ya sabes lo importante que es para mí, y para vos también.
¡Ánimo buscadores! y ¡EUNTES! Tu amigo Simón el cireneo
"Oración en Getsemaní"
Marta nos explica el momento en el que Jesús se retira a rezar en Getsemaní, en el monte de los olivos. Muy atento, porque creo que tú tuviste un papel fundamental aquella noche...
Propuesta orante

Algo estaba a punto de suceder aquella noche. Y Jesús ya lo sabía. Sabía que se acercaba el momento de cumplir la voluntad de Dios, el momento en que sería apresado y encarcelado antes de morir en la Cruz. Jesús murió en la Cruz dando su vida por todos nosotros.
Pero antes de que todo eso sucediese, una vez terminada la cena con sus amigos, Jesús se sintió triste. Sintió miedo y dolor por lo que iba a sucederle. Por eso, siente necesidad de retirarse a hablar a solas con su Padre Dios.
1. Prepara tu cuerpo y tu corazón para este rato de oración

Abrí tus brazos colocando las palmas de tus manos hacia arriba y sentí la fuerza que Dios te envía. Te invito a pensar en silencio cómo se sintió Jesús aquella noche mientras escuchás esta canción:
2. Alguien te está esperando. Descubrilo en la siguiente imagen
Concentrate en los 4 puntos ubicados en el centro de la imagen que aparece debajo durante 30 segundos. Después mirá hacia la pared y comenzá a pestañear. Verás un círculo de luz. Continúa mirando el círculo... ¿A quién ves? Es un personaje que te acompaña en tu caminar y que te ayudará a realizar el paso siguiente.

3. Creá tu propia oración
Elegí una de las siguientes propuestas y escribí una pequeña oración en un papel.
1. Oración de alabanza a Dios para comenzar un nuevo día.
2. Oración para pedir a Dios por nuestra familia.
3. Oración para pedir ayuda a Dios en un momento de enfermedad o sufrimiento.
4. Oración de protesta por la pobreza infantil.
5. Oración para que el Señor nos ayude a ser buenos amigos y a llevarnos bien.
6. Oración para dar gracias a Dios antes de irnos a dormir.
4. Canto de alabanza
Terminamos con un canto de alabanza y gratitud al Señor. No olvides nunca ser agradecido con quienes te rodean, pero, sobre todo, no dejes de dar gracias a Jesús cada día por su inmenso amor.
Álbum de sellos
¡Enhorabuena! Has conseguido otro sello. (Cliqueá en la imagen para obtener una copia en grande para colorear)

Manualidad:Cruz con pinzas de colgar la ropa
Te invitamos a hacer una cruz para colocar en tu altar de Cuaresma. En el siguiente enlace tenés cómo hacer la cruz de la imagen.
Etapa 5 - Arresto de Jesús: El beso de la traición
Carta de tu amigo Simón, el Cireneo
En el Huerto de los olivos, al acabar de rezar, llegó Judas Iscariote con soldados para apresar a Jesús. Para indicarles quién era Jesús, Judas se acercó a Él y le dio un beso. Jesús le miró y le dijo: "¿Con un beso me traicionás?".

Ese fue el último día que yo era un simple seguidor de Jesús. Al día siguiente pasará algo que me cambió la vida. Que cambió mi relación con Jesús. Y que me hizo muy feliz. Dios utilizará un mal momento para mostrarme cómo me quiere. Pero ¿Qué hago yo contándote esto si todavía no tienes que buscar el sello de aquel momento? Voy demasiado deprisa.
Hoy necesito que vayas de nuevo a ese lugar que ya conoces y luego te dediques a buscar el sello que corresponde. Jesús y Judas, como amigos, aunque no lo parecía. Recuerdo que lo saqué junto al tercer olivo, un momento antes de girar hacia la izquierda.
Visualización. Convertite en uno de los once...
Imaginá por un momento que sos uno de los once apóstoles que, junto a Judas, acompañaron a Jesús en la Última Cena. Te encotrás cerca de Él cuando llegan los soldados a apresarlo. ¿Qué sentís al ver que uno de tus amigos está traicionando a vuestro "maestro" Jesús?, ¿de qué manera reaccionarías ante esta situación? ¿Has traicionado alguna vez la confianza de un amigo, hermano o familiar?, ¿te has arrepentido y pedido perdón después? Te invitamos a que en silencio medités sobre estas cuestiones Es importante, para ello, que busques un lugar y una postura adecuados. Quizás el estar recostado te ayude a realizar este ejercicio.
Pedimos perdón
¿Qué te parece si ahora abrís tu corazón a Dios y le pedís perdón por aquellos momentos en los que has fallado a alguien? No hay nada que pueda aliviar más un corazón arrepentido que el perdón y la bendición de Dios.
Termina este momento de oración con alegría escuchando esta canción.
¡Nos preparamos para CONFESARNOS!
No es fácil mantenernos en el camino de Jesús... A veces nos vence el pecado.
Por eso, cada vez que nos reunimos en la Misa, antes de celebrar nuestra "comunión"
con Jesús y entre nosotros,
pedimos perdón: es el acto penitencial,
después del saludo del celebrante. ¿Me acuerdo
cómo se reza el "Yo confieso"...?
El VIERNES vamos a celebrar
el sacramento de la reconciliación,
y después que haga la primera comunión también (al menos una vez al año),
porque en él Jesús me da la fuerza para crecer como persona y como hijo de Dios,
y vencer al mal.
PARA CONFESARME BIEN:
1. Examino mi conciencia.
En silencio, delante de Dios, pienso si he hecho siempre lo que Dios quiere de mi.
Con la ayuda de las siguientes preguntas trato de recordar los pecados que he cometido.
No necesito romperme la cabeza para encontrar todos los "pecaditos'. Basta recordar los más graves.
¡AMARAS AL SEÑOR, TU DIOS, CON TODO TU CORAZON!
¿Amo de veras a Dios como un buen hijo a su padre? ¿O le obedezco solamente por miedo?
¿Leo y escucho con interés la Palabra de Dios?
¿Soy un buen amigo de Jesús? ¿Le cuento a El todo
lo que me pasa en la oración de la mañana y de la noche? ¿Charlo con mis padres en casa de las cosas de Jesús?¿Quiero conocer mejor lo que me enseña Jesús?
¿Hago juramentos de gusto, o con mentiras?
¿Participo todos los domingos (o sábados por la tarde) en la Misa, o doy más importancia a otras cosas: la cancha, la cama ...?
¿Participo activamente, rezando y cantando?
¿Atiendo cuando el sacerdote lee y explica la Palabra de Dios?
¿Voy a Misa porque quiero a Jesús, o solamente porque alguien me obliga?
¡AMENSE COMO YO LOS AME A USTEDES!
¿Soy respetuoso y cariñoso con mis padres? ¿Les hago favores y alegrías?
¿Converso con mis
padres sobre mis problemas e inquietudes?
¿Rezo por los sacerdotes, padres, catequistas y maestros?
¿Hago siempre bien mis deberes? ¿Lo mejor posible o así nomás?
¿Atiendo
en clase? ¿Me esfuerzo por saber más?
¿Ayudo a mis padres en el trabajo?
¿Me hago el "agrandado" con mis compañeros, por mi inteligencia, por mi físico o por mi habilidad para practicar deporte?
¿Ayudo a los que saben menos que yo sin mandarme la parte, desinteresadamente?
¿Les hablo de Dios, y les enseño a rezar?
¿Comparto mis juguetes, útiles, comida? ¿Tengo paciencia?
¿Sé aceptar las bromas, o enseguida pego, grito o me enojo?
¿Estoy dispuesto a perdonar a los que me ofenden? ¿O me quedo con bronca?
¿Sé hablar con todos? ¿Me acerco a aquellos que me resultan
antipáticos?
¿Me zarpo? ¿Soy limpio en mis pensamientos y mi conducta? Cuando algo no entiendo, ¿pregunto a mis padres?
¿Veo películas (TV.) o revistas, o sitios de internet que muestran cosas zarpadas?
¿He robado, o tuve la intención de hacerlo? ¿Lo enseño a otros?
¿Defiendo a los más chicos e indefensos en la escuela y en el barrio?
¿Sé cuidar mis cosas: comida, ropa, libros y demás útiles, casa...?
¿Cuido las plantas (árboles, flores...) y animalitos?
¿Me quedo con cosas que encuentro?
¿Devuelvo las cosas prestadas? ¿Descuido o daño cosas ajenas?
¿Digo mentiras? ¿por miedo, por hacer bromas, por dañar o acusar falsamente a otros? ¿Hablo mal de otros? ¿Soy chismoso?
¿Trato con cariño a todos? ¿Soy peleador? ¿Hago trampas en los juegos?
¿Cuido mi cuerpo? ¿Lo mantengo limpio y sano?
2. Me arrepiento de corazón y hago el propósito de mejorar.
Puedo expresarlo rezando el YO CONFIESO.
3. Confieso mis pecados.
Ya bien preparado, me acerco al sacerdote y lo saludo. Enseguida comienzo la confesión
de mis pecados con estas palabras:
"Me confesé la última vez hace . . . (meses/años). (O: "Esta es mi primera Confesión").
Me acuerdo de estos pecados...
Voy diciendo mis pecados, con humildad, sin callar ninguno que pudiera ser grave. Luego escucho lo que el sacerdote quiera decirme o aconsejarme.
Presto especial atención a la "penitencia" que él me dé. Mejor si yo mismo la propongo.
La penitencia es algún sacrificio o cosa buena que hago, para reparar algún mal que hice.
También me ayuda a ser un mejor amigo de Jesús.
Ahora el sacerdote me puede pedir que rece el YO CONFIESO, si no lo hemos hecho antes en comunidad.
4. Recibo la absolución.
Es el momento más importante: el sacerdote me da la absolución, es decir,
me libera en nombre de Dios, de mis pecados, con estas palabras:
"YO TE ABSUELVO DE TUS PECADOS
EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO".
Oración de acción de gracias:
Vuelvo a mi lugar y expreso mi gratitud y alegría, dando gracias a Jesús por haberme perdonado. Lo hago con propias palabras que me brotan del corazón.
5. Cumplo la penitencia.
Una buena confesión debe llenarme de alegría y gratitud.
Es por eso que vuelvo a casa contento y de muy buen ánimo, dispuesto a cumplir el propósito que hice o me dio el sacerdote.