Celebramos en casa el 4ª domingo de PASCUA
La siguiente es una guía para poder celebrar en nuestras
casas, en este tiempo de pandemia, el cuarto domingo de
Pascua.
Para preparar antes de la celebración:
- Un lugar cómodo que permita el recogimiento y la oración
familiar.
- Un pequeño altar con los elementos que a la familia le son
significativos: un mantel, una vela encendida, una cruz, la
imagen de la Virgen María, etc.
Iniciamos la celebración
Proponemos que comience del otro lado de la puerta del lugar en el que se arme el altar familiar. Esta puerta la vamos a atravesar en el momento que pidamos perdón a Dios.
Comenzamos cantando «Esperamos contra toda esperanza».
Si hacemos click en el título de la canción podremos acceder a la versión cantada.
Hoy al fin tenemos que seguir caminando en paz, esperamos contra toda esperanza.
Y así es que todo va a cambiar. Resucitarás, esperamos contra toda esperanza.
Vos sos la vida, sos la paz, vos sos nuestra esperanza. Sos el camino para andar, sos fuerza y sos confianza.
No aflojar, seguirte hasta el final, tu cruz abrazar, esperamos contra toda esperanza. Esperar también es transformar un sueño en realidad, esperamos contra toda esperanza.
Luego el adulto que guía la celebración (G) dice
G: Familia, bendigamos al Señor resucitado, que en su bondad
nos invita a compartir la mesa de su Palabra.
Todos responden: Bendito seas, por siempre, Señor.
G: En este cuarto domingo de Pascua, Jesús Resucitado se sigue haciendo presente en medio de nosotros trayéndonos su paz. Con confianza en su misericordia pidamos perdón por nuestros pecados. Lo hacemos con un gesto para ayudarnos a descubrir a Jesús como la PUERTA - como nos dirá hoy el Evangelio - por la que podemos pasar para sentir su amor, su perdón, su salvación...
Un adulto se pondrá en la puerta de la habitación e invitará a que
vayan entrando los miembros de la familia que van a participar de
la celebración. Con agua bendita, o agua solamente, signará la
frente de cada uno de los que va pasando, mientras puede decir
está oración u otra similar:
El Señor te conceda
la paz del perdón en tu corazón.
Una vez reunidos en el lugar dela oración, hacemos la LITURGIA DE LA PALABRA guiados por la voz del P. Justino
(GRABACIÓN HECHA EN LA MISA CELEBRADA HACE TRES AÑOS EN LA MEDALLA MILAGROSA)
Reflexionamos en familia (podemos hacerlo en otro momento...)
Se puede hacer una reconstrucción
del evangelio, con preguntas para
dialogar en familia. Además,
puede leerse la siguiente reflexión:
Al Señor Jesús le gustaba hablar por parábolas y por comparaciones. Hoy utiliza de estas últimas, para hablarnos de la relación que tiene que existir entre Él y nosotros.
El Evangelio nos sitúa en el paisaje y las costumbres del hombre que cuida animales del ganado menor: ovejas o cabras. De un lado está el aprisco, lo que podemos identificar como un cerco bajo, de piedra o ramas, al estilo de nuestras "pircas". Es el lugar donde se guarda a las ovejas. Allí encuentran refugio frente al frío y el alimento necesario, además de protección contra los animales dañinos. Fuera de allí, no hay comida; solo se abre una inmensa soledad desértica como la Patagonia. Allí las ovejas están a la intemperie, el frío por las noches puede ser mortal; y las fieras amenazan constantemente. Afuera no es nada seguro.
Pero la comparación de Jesús no se centra ni en los peligros de fuera ni en las comodidades de dentro sino en la puerta. La puerta es el paso obligado por el que las ovejas han de pasar para entrar en el aprisco. Jesús afirma que él es la puerta o, también, que es el dueño de las ovejas. Conoce a cada una por su nombre. Las cuida, las alimenta, las protege. En oposición al ladrón, que salta la valla y sólo entra para robar y matar, Jesús ofrece a las ovejas vida y vida abundante. La comparación nos invita a descubrir en Jesús la puerta por donde encontramos la vida. No entrar por esa puerta es quedarse afuera, aislado en medio de los peligros y amenazas. Quedarse del lado de la muerte.
¿Qué significa hoy entrar por la puerta que es Jesús? Tal vez podríamos pensar que sería la única solución para alejarnos del peligro, una especie de cuarentena obligatoria para quedarnos cómodos y seguros, y una buena solución para que el mundo no nos contamine. La tentación de encerrarnos en una espiritualidad que no sabe dialogar con lo diferente o distinto, y prefiere la replegarse todo el día metido en la Iglesia. Ese sería el lugar seguro. Pero se equivoca el que piensa así. Jesús deja bien claro que "Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos".
Parece claro que entrar por la puerta que es Jesús, encontrarse con él, en realidad no cambia los peligros de afuera sino que cambiamos nosotros frente a esos peligros; y ya no los vemos como amenazas, sino como desafíos; ya no son obstáculos, sino ocasiones para anunciar la Buena Noticia. No es que cambie el lugar donde la persona tiene que vivir. Lo que cambia es la persona y su forma de relacionarse con el mundo.
Tras pasar por la puerta que es Jesús, la persona
puede entrar y salir. El mundo ya no es un lugar amenazador
y lleno de peligros. Todo el mundo se ha convertido en un
aprisco seguro donde puede encontrar pastos y vida.
Podemos mirar la realidad de otra manera, sin desconfianza,
ni temores.
La presencia del Resucitado llena el mundo y hace que las
personas tengan vida y vida abundante. Con Jesús el
cristiano no tiene miedo a nada ni a nadie y su misma
presencia en medio del mundo es portadora de esperanza
para ese mundo.
G: Presentemos nuestra oración. El Señor, como pastor bueno que está pendiente de las necesidades de su rebaño, escucha siempre nuestras necesidades. Con confianza, le presentamos nuestras intenciones diciendo: «Buen Pastor, escúchanos»
Lector: Por los obispos, presbíteros, diáconos y todos los que tienen alguna tarea pastoral, para que la cumplan con amor y entrega siguiendo al Buen Pastor. Oremos.
- Por los que conducen el gobierno, para que como buenos pastores que cuidan a sus ovejas, atiendan las necesidades de los más vulnerables en esta situación de pandemia. Oremos.
- Por los jóvenes con vocación al sacerdocio y a la vida religiosa, para que puedan responder generosamente al llamado reconociendo la voz del Pastor. Oremos.
- Por toda la humanidad hermanada en esta terrible enfermedad, que nos hace vivir en oscura quebrada, para que no perdamos la esperanza en que unidos podremos superar este momento difícil. Oremos.
- Por nosotros, para que esta experiencia de aislamiento nos haga más responsables con nuestro planeta y más solidarios con el prójimo. Oremos.
Quien lo desee, puede agregar intenciones.
Después, quien anima la oración, dice:
Dios, Padre nuestro,
cuyo Hijo nos reabrió la puerta de la salvación,
te pedimos que infundas en nosotros la sabiduría del
Espíritu, para que ante los peligros del mundo
sepamos conocer la voz de Cristo, Buen Pastor,
que nos da vida en abundancia.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Todos: AMÉN.
Rezamos juntos a María cantando «Virgen de la esperanza» en el marco del Año Mariano Nacional que estamos celebrando en nuestro país. Si hacemos click en el título de la canción podremos acceder a la versión cantada.
Virgen de la esperanza en nuestra marcha danos tu luz; queremos ir contigo por el camino que abre la cruz.
Madre del pueblo condúcenos por el camino de salvación. Que en nuestra patria reine la paz, en la justicia y la libertad.
Cielo y Tierra nueva; esa es la meta de nuestro andar. Somos la iglesia en marcha que hacia la Pascua cantando va.
Sobre cerros y pampas despunta el alba de nuestra luz: es la luz que trajiste cuando nos diste a tu Hijo Jesús.
Afirma nuestros pasos, da a nuestros brazos fuerza y valor para luchar unidos como instrumentos de salvación.
Mientras peregrinamos vamos sembrando llanto y dolor; volveremos llevando en nuestras manos trigo de Dios.
Para terminar se pueden rezar alguna siguientes oraciones, preparadas especialmente para este tiempo de pandemia.
Invocación del Papa Francisco a San José
Protege, Santo Custodio, este país nuestro.
Ilumina a los responsables del bien común,
para que ellos sepan - como tú - cuidar a las personas
a quienes se les confía su responsabilidad.
Da la inteligencia de la ciencia a quienes buscan los medios
adecuados para la salud
y el bienestar físico de los hermanos.
Apoya a quienes se sacrifican por los necesitados:
los voluntarios, enfermeros, médicos,
que están a la vanguardia del tratamiento de los enfermos,
incluso a costa de su propia seguridad.
Bendice, San José, la Iglesia:
a partir de sus ministros, conviértela en un signo e instrumento
de tu luz y tu bondad.
Acompaña, San José, a las familias:
con tu silencio de oración, construye armonía entre padres e
hijos, especialmente en los más pequeños.
Preserva a los ancianos de la soledad:
asegura que ninguno sea dejado en la desesperación por el abandono y el desánimo.
Consuela a los más frágiles,
alienta a los que flaquean, intercede por los pobres.
Con la Virgen Madre, suplica al Señor
que libere al mundo de cualquier forma de pandemia.
Amén.
Invocación a la protección de San José Gabriel del Rosario
Brochero
Señor, de quien procede todo don perfecto,
Tú esclareciste a San José Gabriel del Rosario,
por su celo misionero, su predicación evangélica
y su vida pobre y entregada;
concede con su intercesión, la gracia que te pedimos:
por su entrega en la asistencia de los enfermos y moribundos
de la epidemia de cólera que azotó a la ciudad de Córdoba,
te pedimos por nuestra Patria y el mundo entero,
líbranos de la actual pandemia y de todo mal.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Para compartir después de la celebración NUESTRA IGLESIA DOMÉSTICA
Los invitamos a que, después de la celebración familiar, tomen una foto de la familia y el altar donde están celebrando en cada domingo y la envíen al mail milagrosaneco@gmail.com
contando a todos quiénes y de dónde son. Estas fotos las compartiremos en nuestras redes sociales.