Celebramos el 6º domingo de PASCUA

La siguiente es una guía para poder celebrar en nuestras casas, en este tiempo de pandemia, el sexto domingo de Pascua.
Para preparar antes de la celebración:
- Un lugar cómodo que permita el recogimiento y la oración familiar.
- Un pequeño altar con los elementos que a la familia le son significativos: un mantel, una vela encendida, una cruz, la imagen de la Virgen María, etc.
LITURGIA DE LA PALABRA DE DIOS

Reunidos en torno a nuestro altar, acompañamos con los oídos, la mente y el corazón la celebración que hizo hace tres años el P. Justino en nuestro templo de la MEDALLA MILAGROSA
Confesamos nuestra fe
G: Como familia de Dios vamos a expresar con alegría nuestra fe diciendo: «Creo, Señor»
Alguno de los presentes va proponiendo las fórmulas de fe, a las que todos responden.
Lector:
En Dios Padre, creador del cielo y de la tierra...
Todos: «Creo, Señor»
- En Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen...
- En Jesucristo, que padeció bajo el poder de Poncio Pilato fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos...
- En Jesucristo, que subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso, y que desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos...
- En el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna...
G: Al Señor resucitado que no nos deja solos porque sabe que lo necesitamos, presentémosle nuestras intenciones diciendo: «Escucha Señor la oración de tus hijos».
Alguno de los presentes va proponiendo las intenciones para presentar al Señor.
Lector: Por la Iglesia, presente y viva en los hogares de los cristianos de todo el mundo, para que transite con esperanza este tiempo y sea fecunda en la oración. Oremos.
- Por las autoridades que rigen los destinos de nuestra nación, para que el Espíritu inspire sus corazones y sus mentes. Oremos.
- Por los argentinos para que durante esta cuarentena nos cuidemos mutuamente de manera responsable sintiéndonos hijos de un mismo Padre. Oremos.
- Por los trabajadores que en este tiempo de pandemia arriesgan diariamente su vida poniéndose al servicio de los demás, para que el Señor recompense su entrega generosa. Oremos.
- Por cada uno de nosotros para abramos nuestros corazones para recibir el don del Espíritu Santo. Oremos.
Quien lo desee, puede agregar intenciones. Después, quien anima la oración, dice: Concluyamos nuestra celebración en familia, diciendo juntos la oración que Jesús enseñó a los apóstoles: Padre nuestro que estás en el cielo...
G: Oremos. Dios bueno, que nos redimiste en Cristo tu Hijo, muerto por nuestros pecados y resucitado a la vida inmortal, confírmanos con tu Espíritu de verdad, para que con alegría estemos dispuestos a dar razón de nuestra esperanza. Por Jesucristo nuestro Señor. Y todos responden: Amén.
Quien anima la oración, invocando la bendición de Dios, y santiguándose, dice: Que nos bendiga y nos custodie el Señor omnipotente y misericordioso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y todos responden: Amén.

G: Rezamos juntos a a nuestra Madre, la Virgen de Luján, con la oración que se hizo al final de la celebración de su solemnidad el 8 de mayo pasado, pidiéndole por nuestro país, especialmente por aquellos que están sufriendo a causa de la pandemia. En el año Mariano Nacional, junto a todas las advocaciones de nuestro pueblo argentino: Nuestra Señora del Valle de Catamarca, Nuestra señora de Itatí, de la Merced, del Carmen, del Milagro, María Auxiliadora, del Rosario, y tantas otras, queremos pedirle a María, Madre de Dios y Madre nuestra por todas nuestras necesidades.
Nuestra Señora de Luján, Madre del pueblo argentino, aquí estamos.
Venimos como peregrinos a poner la vida de nuestra Patria en tus manos de Madre, con infinita confianza.
Junto a las naciones del mundo vivimos un tiempo de prueba difícil que nos llena de angustia y miedo. El futuro se nos presenta incierto. Algunos de tus hijos están enfermos, otros se han quedado sin trabajo, otros tienen hambre, otros están cansados y agobiados. Madre, nos sentimos muy pobres y necesitados.
Vos conoces quiénes somos y cómo estamos. Nos acompañas desde siempre con esos nombres hermosos que tanto nos hablan al corazón. Sos nuestra Madre y nosotros somos tus hijos.
Aquí en Luján, frente a vos Madre del pueblo argentino, mirándote a los ojos, dejándonos mirar por vos y con el corazón lleno de amor y humildad te pedimos:
Que cuides a nuestra Patria de todo mal. Que nos libres de toda enfermedad. Que protejas a todas las familias. Que nos preserves de enfrentamientos, peleas y odios que nos separan y quitan fuerza para las verdaderas batallas. Que nos ayudes y nos des la valentía de cuidarnos unos a otros y así poder vivir dignamente nosotros y las generaciones futuras. Que nos cuides en todo momento y nos cubras con tu manto para poder ser una Patria de hermanos. Que lleves al lado de nuestro Padre Dios a los que han partido. Que nos auxilies para hacer todo lo que Jesús nos diga.
En vos confiamos y ponemos nuestra esperanza. Nuestra Señora de Luján, ruega por nosotros.
También podemos rezar cantándole a María el canto «Ven Espíritu de Dios (Maranatha)» Si hacemos click en el título de la canción podremos acceder a la versión cantada.
VEN ESPÍRITU DE DIOS (MARANATHA)
Ven Espíritu de Dios, inúndame de amor, ayúdame a seguir. Ven y dame tu calor, quema mi corazón, enséñame a servir. Ven Espíritu de Dios, ven a mi ser, ven a mi vida. Ven Espíritu de amor, ven a morar: "Maranatha"
Hoy la vida que me das, te invoca en mi dolor y clama: ¡Ven Señor! Ven y cambia mi existir, transforma mi penar en glorias hacia Ti.
Para terminar se puede reza resta oraciones, preparada especialmente para este tiempo de pandemia.

Invocación del Papa Francisco a San José
Protege, Santo Custodio, este país nuestro. Ilumina a los responsables del bien común, para que ellos sepan - como tú - cuidar a las personas a quienes se les confía su responsabilidad.
Da la inteligencia de la ciencia a quienes buscan los medios adecuados para la salud y el bienestar físico de los hermanos. Apoya a quienes se sacrifican por los necesitados: los voluntarios, enfermeros, médicos, que están a la vanguardia del tratamiento de los enfermos, incluso a costa de su propia seguridad.
Bendice, San José, la Iglesia: a partir de sus ministros, conviértela en un signo e instrumento de tu luz y tu bondad.
Acompaña, San José, a las familias: con tu silencio de oración, construye armonía entre padres e hijos, especialmente en los más pequeños. Preserva a los ancianos de la soledad: asegura que ninguno sea dejado en la desesperación por el abandono y el desánimo. Consuela a los más frágiles, alienta a los que flaquean, intercede por los pobres.
Con la Virgen Madre, suplica al Señor
que libere al mundo de cualquier forma de pandemia.
Amén.
Podemos pensar y orar juntos durante la semana
Se puede hacer una reconstrucción del evangelio, con preguntas para dialogar en familia. Además, puede leerse la siguiente reflexión:
Durante todos estos domingos del tiempo pascual no sólo hemos contemplado las distintas apariciones de Jesús resucitado sino también esos episodios anteriores a la Pascua en los que Jesús fue preparando a los apóstoles para lo que iba a pasar después, como este episodio del evangelio de Juan.
Jesús les advierte que no iba a permanecer mucho tiempo entre ellos, lo que los angustia, pero que no tendrían nada que temer porque iba a estar de otra manera, mucho más presente que antes.
Esa nueva presencia sólo será percibida por aquellos que lo amen cumpliendo los mandamientos. Esa presencia nueva que Jesús promete será el Paráclito.
Varias veces en el evangelio de Juan encontramos que se nombra al Espíritu Santo con el nombre de Paráclito. Esa palabra se deja así en griego porque no hay en nuestro idioma ninguna palabra que tenga todos los matices que tiene en su lengua original. Si quisiéramos traducirla literalmente sería "El que es llamado para que esté al lado".
Jesús les promete a los apóstoles que no los dejará solos. El Espíritu Santo Paráclito que el Padre y Jesucristo enviarán al mundo será el que los acompañará, los aconsejará, el que los ayudará en los momentos difíciles, el que les hará recordar, el que les abrirá la inteligencia, el que hablará través de los ellos para dar testimonio de la verdad.
El Paráclito, junto a nosotros y en nosotros, nos ayuda a ver y entender que Cristo está en nosotros y nosotros en Él. Y por esa unión tan estrecha, tan grande y tan real, recibimos la vida que Jesús resucitado tiene junto al Padre.
En estos tiempos difíciles, en los que nos abruma el temor por la salud, por el futuro laboral, por los cambios en nuestra forma de vivir y tantas otras incertidumbres, necesitamos más que nunca al Paráclito, al Espíritu Santo, para que nos acompañe, consuele, ilumine y fortalezca. No nos olvidemos que el Espíritu está siempre con nosotros, en cualquier circunstancia y a toda hora.
Que podamos en este día abrirnos al Espíritu de Dios, experimentar su presencia en nosotros, siendo capaces de dar los frutos del Espíritu en nuestros hogares que son, entre otros, amor, gozo, paz, paciencia y bondad.
Para concluir este momento de reflexión se propone cantar «Ustedes son mis amigos» . Si hacemos click en el título de la canción podremos acceder a la versión cantada.
Hijos míos, voy a estar poco tiempo entre ustedes, me buscarán, mas donde voy no podrán venir. Les doy un mandamiento nuevo: ámense unos a otros, así como los amé. En esto todos verán que ustedes son mis amigos, que ustedes son mis amigos.
Si alguien me ama, guardará con amor mis palabras, mi Padre y Yo habitaremos su corazón. Les dejo la Paz, les doy mi Paz, no como la da el mundo; no teman ni se acobarden, oyeron lo que les dije: me voy pero volveré, me voy pero volveré.
Ya no son como el siervo que ignora a su dueño, conocen bien lo que mi Padre me ha dicho a mí. Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando. Recuerden que los amé, no me eligieron a mí, soy yo quien los ha elegido, soy yo quien los ha elegido.
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