Celebración EN CASA domingo 11º DA-B

11.06.2021

INTRODUCCIÓN A LAS LECTURAS DEL DOMINGO

Primera Lectura: Ez 17, 22-24

Muchas veces, leyendo pasajes del Antiguo Testamento, nos quedamos como rumiando acerca del sentido del pasaje. Tengamos presente que la primera lectura de los domingos del tiempo ordinario del año litúrgico quieren ser como una "profecía", "pre anuncio" de lo que enseña el Evangelio. Éste pasaje del profeta Ezequiel resume en pocas palabras la historia de salvación que Dios ha realizado con el pueblo de Israel: ha liberado un pueblo de esclavos y lo ha guiado a la tierra prometida donde ha podido crecer como un árbol frondoso. Pero también podemos aplicar esta lectura a la propia persona. Dios nos ha elegido y los ha "plantado" en esta nuestra historia y hemos podido crecer. Ojalá seamos uno de los árboles humillados.

Segunda Lectura: 2 Cor 5, 6-10

Quizás en algunos momentos de nuestra vida hemos deseado de ser otra persona y hasta hemos deseado poder morir para que se acabe el sufrimiento. San Pablo solamente tiene un sufrimiento: el de no estar tanto al Señor. No desea escapar al sufrimiento. Ojalá podamos sentir las mismas emociones y sentimientos de San Pablo. Lo que verdaderamente debería interesarnos es agradar a Dios. Que la última frase del pasaje de la carta paulina los empuje en esa dirección.

Evangelio: Mc 4, 26-34

Las parábolas que nos relata Jesús tienen una sola finalidad: que aprendamos cómo comprender y vivir la maravillosa realidad del reino de Dios. A lo mejor necesitamos entender lo que significa la expresión "reino de Dios". Tenemos que recordar que los judíos por respeto y reverencia a la majestad divina solían sustituir la alusión directa a "Dios" con otras expresiones como "el Nombre", "el Señor", etc. La expresión "el reino de Dios" desea describir la acción amorosa, salvadora y magistral de Dios. Con cada una de nosotros está actuando el Señor también a través de este Evangelio.

REFLEXIONEMOS LOS PADRES

Sembrar para cosechar

Una mujer soñó que estaba en una tienda recién inaugurada y para su sorpresa, descubrió que unos ángeles se encontraban tras el mostrador. - ¿Qué venden aquí?, les preguntó. -Todo lo que tu corazón desee, respondieron los ángeles. Medio dudando, se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear. -Deseo paz, amor, felicidad, sabiduría... Tras un instante de vacilación, añadió: -No sólo para mí, sino para todo el mundo... Después de un momento, los ángeles le entregaron una pequeña bolsita. Ella dijo:-¿Eso sirve para todo el mundo? Los ángeles se sonrieron y le dijeron: -Creo que no nos has comprendido. Aquí no vendemos los frutos, aquí únicamente vendemos semillas. Ahora escucha: Para sembrar una planta hay necesidad de romper primero la capa endurecida de tierra y abrir los surcos; luego, desmenuzar y aflojar los trozos que aún permanecen apelmazados, para que la semilla pueda penetrar, regando abundantemente para conservar el suelo húmedo y entonces... -¡Esperar con paciencia hasta que germinen y crezcan!

En la misma forma en que procedemos con la naturaleza hay que trabajar con el corazón humano, "roturando" la costra de la indiferencia que la rutina ha formado, removiendo los trozos de un egoísmo mal entendido, desmenuzándolos en pequeños trozos de gestos amables, palabras cálidas y generosas, hasta que con soltura, permitan acoger las semillas que diariamente podemos solicitar "gratis" en el almacén de Dios, porque EL mantiene su supermercado en promoción. Son semillas que hay que cuidar con dedicación y esmero y regarlas con sudor, lágrimas y a veces hasta con sangre, como regó Dios nuestra redención y como tantos han dado su vida y su sangre por otros, en un trabajo de fe y esperanza, de perseverante esfuerzo, mientras los frágiles retoños, se van transformando en plantas firmes capaces de dar los frutos anhelados...

Reflexionemos, pues, acerca de las semillas que hemos recibido de Dios y como "cuidarlos" para que Dios puede hacerlos crecer.

REFLEXIONEMOS CON LOS HIJOS

Podemos contarles la anécdota anterior y luego reflexionar con ellos acerca de qué semillas Dios nos ha regalado y como "cuidarlos" para que Dios puede hacerlos crecer.

CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

Una de las semillas más preciosas que Dios nos está regalando continuamente es la celebración de la Santa Misa. Por medio de su palabra y por medio de la eucaristía Dios quiere hacer crecer en nuestro corazón y en el de todos los creyentes el reino de Dios: la presencia de la Santísima Trinidad en nuestra vida.

Sábado por la tarde o DOMINGO... Nos reunimos junto a nuestro altarcito familiar y vemos el siguiente VIDEO

Podemos meditar la parábola con este VIDEO-CANCIÓN

... y terminar CANTANDO Y ORANDO...

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