
Isla "Aricept": Alzheimer Espiritual
Comunicado 5 para el "Explorador 20"
Querid@ explorador/a:
Vayamos a la siguiente isla en la cual tendremos que ejercer la memoria. De hecho, el nombre de la isla proviene de un medicamento para personas con Alzheimer que los propios habitantes de esta isla estaban tomando. Así es, en esta isla hay una tentación que es muy peligrosa: el olvido.

El medicamento que ellos toman es "Aricept espiritual" porque ellos padecen la tendencia a no acordarse de todo lo bueno que Dios ha ido haciendo en sus vidas y, por tanto, luego aparece la queja, la tristeza, la desesperación, la falta de fe...
Sin embargo, cuando tomas "Aricept espiritual", todo cambia: dicen muchas más veces la palabra "gracias" y afrontan las dificultades de la vida con una perspectiva mucho más real. Sí, cuando ven que Dios nunca les ha dejado, que los momentos complicados existen, pero que los bellos son también numerosos, que ha habido heridas, pero también celebraciones; que ha habido cruces, pero siempre la Resurrección ha vencido... cuando esto ocurre uno puede verse a sí mismo como "hij@ querido de Dios".

Se hace complicado avanzar en la vida espiritual sin tomar consciencia de tantos dones de Dios recibidos, pues sin agradecimiento humilde podemos caer en la tentación de creer que todo lo que se ha conseguido es por mérito propio. Y donde entra la "meritocracia", no cabe la "gracia".
Así que, estimado explorador/a hoy se te regala el verbo RECORDAR, que procede de RE (volver a ) y CORDIS (corazón). Hoy tu misión será la de volver a pasar por el corazón los acontecimientos que te permiten decir que Dios te sujeta en sus brazos, te mece, te alimenta, te sana, te cuida, te impulsa, te...
Mucho ánimo y ¡EUNTES! Antonio Explorer
Reflexión
El P. Manuel, sacerdote de Fuengirola (Málaga), nos ofrece una preciosa reflexión sobre la necesidad de no ser olvidadizos para seguir avanzando en la vida espiritual y para ser hombres y mujeres agradecidos.
Propuesta orante
Paso 1. Buscamos un lugar tranquilo e intentamos serenarnos... respiramos hondo para poder sentir nuestra respiración... y hacernos conscientes de la Presencia de Dios en nuestra vida, aquí y ahora.
Paso 2. Escuchamos la siguiente canción de Gemeliers, dos hermanos gemelos que quieren dar las gracias por todo lo que les ha pasado recordando su propia historia. Cuando uno hace "memoria agradecida" impide que la soberbia gane la partida y permite que la humildad siga labrando el camino.
Paso 3. Leemos y meditamos este célebre texto:

Una noche soñé que caminaba por la playa con Dios. Durante la caminata, muchas escenas de mi vida se iban proyectando en la pantalla del cielo.
Con cada escena que pasaba notaba que unas huellas de pies se formaban en la arena: unas eran las mías y las otras eran de Dios.
A veces aparecían dos pares de huellas y a veces un solo par. Esto me preocupó mucho porque pude notar que, durante las escenas que reflejaban las etapas más tristes de mi vida, cuando me sentía apenado, angustiado y derrotado, solamente había un par de huellas en la arena. Entonces, le dije a Dios:
"Señor, Tú me prometiste que si te seguía siempre caminarías a mi lado. Sin embargo, he notado que en los momentos más difíciles de mi vida, había solo un par de huellas en la arena. ¿Por qué, cuándo más te necesité, no caminaste a mi lado?
Entonces Él me respondió:
"Querido hijo. Yo te amo infinitamente y jamás te abandonaría en los momentos difíciles. Cuando viste en la arena solo un par de pisadas es porque yo te cargaba en mis brazos...".
Paso 4. Intenta recordar 10 momentos especiales (tanto positivos como negativos) que te han hecho madurar y te han dado mayor plenitud en estas últimas semanas.
Paso 5. Plegaria final
Señor, Dame la calma suficiente para poder echar la vista atrás, pero, sobre todo, el corazón.
Dame la capacidad de reconocer lo mucho y bueno que has puesto en mi vida, Dame la valentía de no olvidar ni negar los momentos más complicados y dolorosos. Ahí también has estado.
En definitiva, Señor, ayúdame a recordar que siempre he estado, estoy y estaré en tus brazos de Padre y que, desde ahí, es posible vivir con corazón esponjado lo que la vida y mis decisiones vayan trayendo. Amén.
Lectura Espiritual
"Gratitud, la memoria del alma" (Luz Ivonne Ream)
La gratitud es un ingrediente básico en esta gran aventura llamada vida; es el cielo en la tierra. Viene del latín "gratia" que significa "don" o "gratis".
La gratitud es una actitud y estilo de vida. Es la expresión del reconocimiento debido a la persona que nos hace un bien sin estar obligada a hacerlo y justo eso hizo Dios con cada uno de nosotros, darnos el don de la vida, crearnos simplemente porque nos ama, por un acto de profundo amor y no por necesidad u obligación y lo hizo gratis.
La gratitud no se desgasta con el tiempo; crece y da fruto cuando se necesita, aunque quizá muchas veces esos frutos -o recompensas- no las veamos en la tierra, sino en el cielo.
Conviene ser agradecido. La misma gratitud ensancha las puertas del corazón y le hace latir a su más alta frecuencia -la del amor- porque gratitud y amor siempre van de la mano. Decir gracias debe ser tan natural como respirar; gracias no solo pronunciado con palabras, que no salga solo por la boca, sino por el corazón, de manera sincera.
La gratitud no solo se habla, se actúa. Las palabras gracias y agradecimiento se usan más de 100 veces en la Biblia. De hecho, la gratitud es una constante en la vida pública de Jesús. Es la palabra que más pronuncian durante su día las personas que más llenas están de amor, aparte de ser las más serviciales.
Demos gracias de lo que sí tenemos y que muchas veces damos por hecho. Comencemos nuestro día de rodillas para que lo terminemos de pie. Trabajemos con actitud de agradecimiento a Dios desde que amanece hasta que anochece. Empecemos nuestro día, en cuanto abramos los ojos simplemente diciendo "¡gracias!" .
Si de verdad valoráramos lo que es tener vida, lo que es tener piernas para caminar, ojos para mirar, oídos para escuchar, un techo para vivir comenzaríamos nuestro día de rodillas diciéndole a Dios: "Te serviré". No vayamos por la vida dando por sentado tantos regalos. Todo nos ha sido confiado de manera gratuita y lo mínimo que Dios merece es gratitud y cuidar lo que nos confió.
Decía mi mamá que "es de bien nacidos ser agradecidos". Luego pasa que personas a las que nosotras ayudamos se nos voltean y hasta hablan mal. Pareciera maldición porque cuanto más les apoyamos, más enojo les provocamos. Aquí si aplica el refrán de "a quien te hable mal de mí, pregúntale cuantas veces lo ayudé".
Pero ¿saben? Hasta estos casos hay que agradecer porque estas personas nos dan lecciones de vida de aquello que no queremos nosotros hacer a los demás. Eso de morder la mano de quien un día te dio de comer es de lo más bajo que un ser humano puede hacer. Y aunque es bíblico y lo leemos en uno de los Salmos: "Incluso, mi amigo, en quien yo confiaba, el que compartió mi pan, ha levantado contra mí el calcañar", este tipo de traiciones duelen y mucho. Aun así, demos gracias a Dios por esas personas que en algún momento nos traicionaron y se alejaron.
Ser agradecido en todo, hasta en lo más trivial como cuando nos toman en cuenta en cosas que a veces pueden resultar fastidiosas. Por ejemplo, cuando nos etiquetan en alguna foto o "post" en las redes sociales. Nunca he entendido porqué algunas personas se enfadan con eso, en vez de sentirse elogiadas o agradecidas de que las tomen en cuenta.
"Yo lloraba porque no tenía zapatos hasta que conocí a alguien que no tenía pies". Y así pasa. Dejamos de gozar lo mucho que tenemos por quejarnos de lo poco que nos falta. Ahora pensemos en lo que no tenemos más solo para dar gracias. Dios nos quiere para vivir la gloria eterna con Él. Por lo tanto, si no tenemos eso que humanamente nos apetece y que parece noble es porque no nos hace bien ni a nuestra vida, ni a nuestra alma. Nos ama tantísimo que probablemente no nos dará lo que le pedimos, más sí lo que nos beneficia. Después de todo nosotros sabemos lo que queremos, pero Él sabe lo que nos conviene y realmente necesitamos.