Semana Santa
Etapa 6 - Prisión de Jesús: Encerrado como un delincuente
Carta de tu amigo Simón, el Cireneo
Mi muy querido amigo peregrino y buscador:
Aquí estoy para seguir indicándote dónde buscar los sellos que perdí.. El último sello estaba muy cerca de donde encontraste el otro.
Hoy tenés que ir al lugar donde estuvo Jesús preso antes de que le juzgaran.
El lugar donde vas a ir es el antiguo palacio de Caifás, que era el Sumo Sacerdote en aquellos momentos. En su palacio tenía una prisión para los reos que tenían que esperar que se les juzgara por el Sanedrín. En ese palacio, bueno en lo que queda de él, tendrás que descender unas escaleras hasta la celda en la que estuvo Jesús. Un lugar oscuro y frío. Tú bajarás por una escalera, pero Jesús fue arrojado allí. Cuando mires hacia arriba verás el agujero por donde echaban a los presos. Se agarraban a una cuerda y les bajaban. Aunque en realidad zarandeaban la cuerda para que se cayeran. Y allí estuvo hasta que le llevaron a juicio. Menuda noche para Jesús. Lo que tuvo que sufrir por nosotros.
Notarás mucho silencio. Impresiona estar allí y pensar en aquella noche. Te propongo que, en el silencio del lugar, reces un Padrenuestro. Que reces por todos aquellos que acusamos sin saber, que tratamos mal, que les gritamos. Y rézalo también por ti para que no vuelvas a caer en lo mismo y a partir de ahora trates a todos con amor, con justicia, con verdad. Para que seas más bueno a partir de ahora. Y para que todo el mundo sea más bueno.
No sé si se me calló el sello allí. Estuve sentado mucho rato rezando e intentando imaginar lo incómodo que estuvo Jesús, sin luz, dolorido, sin saber hasta cuándo estaría allí. Tendrás luz de las lámparas y bancos para sentarte. Jesús no tuvo nada de eso. Y no se quejó de nada.
Vamos, dejemos ya tanta charla y a buscar el sello recordando la última noche de Jesús. Te animo a que, por el camino, reces algo a la Virgen María, pensando lo mal que lo tuvo que pasar en aquellos momentos, no nos podemos olvidar de Ella.
¡Ánimo, amigo-peregrino-buscador! ¡EUNTES!
Simón el cireneo, tu amigo
Propuesta orante
1. Prepara tu cuerpo y tu corazón para este rato de oración.
Elige una postura cómoda y respira profundamente tres veces. Comenzamos con la Señal de la Cruz: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén."
2. "Prisioneros" por la pandemia
Contempla la siguiente imagen...

¿Adivinas de qué santo lugar se trata? Por si no lo has adivinado, se trata de la celda donde Jesús fue encarcelado y pasó las horas previas a su martirio. De algún modo, el año pasado, durante el confinamiento por el Coronavirus, nos sentimos prisioneros. ¿Cómo te sentiste?, ¿te acercaste a Dios para pedir por el fin de la pandemia y la curación de los enfermos? Dedica unos minutos a pedir por aquellas personas que hoy se encuentran confinadas en sus hogares o en los hospitales. Reza un Padrenuestro por todos ellos mientras suena la siguiente canción.
3. Somos libres
Debemos dar gracias a Dios por habernos hecho seres libres. Piensa por un momento en quienes viven privados de libertad repartidos por todo el mundo. Lo que para ti es una suerte inmensa hoy en día para muchos sigue siendo un sueño, en ocasiones, inalcanzable.
Terminemos, por tanto, con una pequeña fábula sobre la libertad.
Álbum de sellos ¡Enhorabuena! Has conseguido otro sello.

Pasapalabra Semana Santa
Etapa 7 - Negaciones de Pedro: El gallo que nos anuncia la traición
Carta de tu amigo Simón, el Cireneo
Mi querido buscador: Te voy a mandar al mismo sitio a buscar el sello de hoy, aunque esta vez no es en la celda donde estuvo Jesús, sino fuera del edificio.
El sello de hoy puede que esté en la escalera por la cual pasó Jesús cuando le sacaron de la celda y vio allí a Simón, a quien después le pondrá el nombre de Pedro.

Estaba Simón esperando a ver qué iba a pasar, sentado junto a una hoguera para calentarse, cuando le acusaron de ser amigo de Jesús, de ser su discípulo. Y él se enojó y negó que fuera seguidor de Jesús, que no lo conocía, y lo negó tres veces. En ese momento pasó Jesús por ese patio, y cruzó su vista con la de Simón. ¡Qué momento! Jesús roto físicamente, cansado, maltratado, y Simón nervioso, atemorizado. Y se vieron cara a cara. Jesús le sonrió, como siempre hacía a todos; como sonrió a Judas cuando le entregó hacía unas horas. Jesús nunca te echa en cara nada de lo que haces, siempre te ama y te perdona.

En ese momento Simón recordó las palabras que Jesús le había dicho en la cena y que lo enojaron mucho: "Antes de que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres". Simón le contestó que eso jamás ocurriría, que daría su vida por Él,,, Se lo dejó claro. Jesús no le mintió, le quiso preparar para lo que iba a ocurrir. Simón tenía que haberse fiado de Jesús y no lo hizo. ¿Vos lo hacés? ¿Te fías de Jesús siempre? Pensalo...
Simón el cireneo, tu amigo, tu gran amigo que cada día te está queriendo más.
