En la FIESTA DE MARÍA
Desde antes del año 1620 la imagen de Nuestra Señora del Valle es
venerada en la actual ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca.
La imagen, pequeña, con las manos juntas, despierta ternura y devoción.
Fue coronada el 12 de abril de 1891. Es una de las advocaciones de la
bienaventurada Virgen más importantes de la Argentina.
ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN en el 400° aniversario del hallazgo de la imagen de la VIRGEN DEL VALLE
HIMNO
Brotó de ti la gracia y nuestra vida,
oh Virgen manantial de toda dicha,
cuando igual que la Madre primeriza
fuiste Madre con gritos de alegría.
Mujer de aldea y Madre de los hombres,
mujer de grandes gozos y dolores,
¡cómo esperan de ti los corazones,
porque eres la más pobre de las pobres!
El Rey de paz te acoge y en ti se goza,
y en tu virginidad sella su gloria;
¡cante el mundo y la Iglesia deseosa
al Señor que de gracia te corona! Amén.
Salmo 112 (113) Alaben, servidores del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
El Señor está sobre todos los pueblos, su gloria se eleva sobre el cielo. ¿Quién como el Señor Dios nuestro que tiene su morada en las alturas, y se inclina para mirar al cielo y a la tierra?
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la miseria al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
él honra a la mujer estéril en su hogar
haciéndola madre feliz de hijos.
Gloria al Padre...
PRECES
Celebremos a Cristo nuestro Salvador, que quiso darnos a María como
Madre y modelo de nuestras vidas, y le digamos:
Que tu Santa Madre, Señor, interceda por nosotros
- Señor Jesús que prometiste morar en los que guardan tu palabra,
ayuda al Papa Francisco, ilumina a nuestros Obispos Gabriel y Darío, fortalece a los
sacerdotes y conserva a tu pueblo en la unidad de la fe y la caridad.
- Tú que hiciste de María la llena de gracia,
haz que por su mediación todos los hombres lleguen al conocimiento
de la verdad y se salven.
- Señor que quisiste derramar en este Valle gracias abundantes por la
súplica de María,
concede, por su mediación, salud a los enfermos, conversión a los
pecadores, fortaleza a los atribulados y a todos tu paz.
- Tú, que nos diste a María por Madre,
guarda a las familias unidas en el verdadero amor.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
- Tú, que fortaleciste a María junto a la Cruz,
haz que todos los difuntos puedan alcanzar la felicidad eterna de tu
reino.
ORACIÓN Dios todopoderoso y eterno, que has concedido un especial amparo y protección a cuantos invocan, con la advocación del Valle, a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, que, con su ejemplo e intercesión, mantengamos con firmeza las exigencias de nuestra fe y alcancemos la verdadera libertad de tus hijos. Por nuestro Señor Jesucristo, Tu Hijo, que es Dios y vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
LECTURA
Del libro del Apocalipsis 11, 19-12, 9.13-17
La gran señal de la mujer en el cielo
En aquellos días, se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y
quedó a la vista el arca de la alianza, y hubo rayos, voces, truenos y un
temblor de tierra, y cayó una fuerte granizada. Y apareció en el cielo un
gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una
corona de doce estrellas en su cabeza. Estaba embarazada y gritaba de
dolor porque iba a dar a luz. Y apareció en el cielo otro signo: un enorme
Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada
cabeza tenía una diadema. Su cola arrastraba una tercera parte de las
estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso
delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto
naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones
con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su
trono, y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un
refugio para que allí fuera alimentada durante mil doscientos sesenta
días.
Entonces se libró una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles
combatieron contra el Dragón, y este contraatacó con sus ángeles, pero
fueron vencidos y expulsados del cielo. Y así fue precipitado el enorme
Dragón, la antigua Serpiente, llamada Diablo o Satanás, y el seductor
del mundo entero fue arrojado sobre la tierra con todos sus ángeles.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: «Ya llegó la
salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su
Mesías porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos,
el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios. Ellos mismos lo
han vencido, gracias a la sangre del Cordero y al testimonio que dieron
de él, porque despreciaron su vida hasta la muerte. ¡Que se alegren
entonces el cielo y sus habitantes!, pero ¡ay de ustedes, tierra y mar,
porque el Diablo ha descendido hasta ustedes con todo su furor,
sabiendo que le queda poco tiempo!».
El Dragón, al verse precipitado sobre la tierra, se lanzó en
persecución de la Mujer que había dado a luz al hijo varón. Pero la Mujer
recibió las dos alas de la gran águila para volar hasta su refugio en el
desierto, donde debía ser alimentada durante tres años y medio, lejos
de la Serpiente.
La Serpiente vomitó detrás de la Mujer como un río de agua, para
que la arrastrara. Pero la tierra vino en ayuda de la Mujer: abrió su boca
y se tragó el río que el Dragón había vomitado. El Dragón, enfurecido
contra la Mujer, se fue a luchar contra el resto de su descendencia,
contra los que obedecen los mandamientos de Dios y poseen el
testimonio de Jesús.
LECTURA
De la Constitución dogmática Lumen Gentium, sobre la Iglesia, del
Concilio Vaticano II
(Nn. 63-65)
MARIA, TIPO DE LA IGLESIA
La Bienaventurada Virgen, por el don y la prerrogativa de la
maternidad divina, con la que está unida al Hijo redentor, y por sus
singulares gracias y dones, está unida también íntimamente a la Iglesia.
La Madre de Dios es tipo de la Iglesia, como ya enseñaba san Ambrosio,
a saber: en el orden de la fe, de la caridad y de la perfecta unión con
Cristo.
Porque en el misterio de la Iglesia, que con razón también es llamada
madre y virgen, la Bienaventurada Virgen María la precedió, mostrando
en forma eminente y singular el modelo de la virgen y de la madre, pues
creyendo y obedeciendo, engendró en la tierra al mismo Hijo del Padre,
y esto sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo,
como nueva Eva, prestando fe, no adulterada por duda alguna, no a la
antigua serpiente, sino al mensaje de Dios. Dio a luz al Hijo, a quien
Dios constituyó como primogénito entre muchos hermanos, a saber: los
fieles a cuya generación y educación coopera con materno amor. Ahora
bien, la Iglesia, contemplando su arcana santidad e imitando su
caridad, y cumpliendo fielmente la voluntad del Padre, también ella es
hecha madre, por la Palabra de Dios fielmente recibida; en efecto, por la
predicación y el bautismo engendra para la vida nueva e inmortal a los
hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. Y también ella
es virgen que custodia pura e íntegramente la fe prometida al Esposo e
imitando a la madre de su Señor, por la virtud del Espíritu Santo,
conserva virginalmente la fe íntegra, la sólida esperanza, la sincera
caridad.
Mientras que la Iglesia en la Santísima Virgen ya llegó a la perfección,
por la que se presenta sin mancha ni arruga, los fieles, en cambio, aún
se esfuerzan en crecer en la santidad venciendo al pecado; y por eso
levantan sus ojos hacia María, que brilla ante toda la comunidad de los
elegidos como modelo de virtudes. La Iglesia, reflexionando
piadosamente sobre ella y contemplándola en la luz de la Palabra hecha
hombre, llena de veneración, entra más profundamente en el sumo
misterio de la encarnación y se asemeja más y más a su Esposo.
Porque María, que, habiendo entrado íntimamente en la historia de la
salvación, en cierta manera une y refleja en sí las más grandes
exigencias de la fe, mientras es predicada y honrada atrae a los
creyentes hacia su Hijo y su sacrificio y hacia el amor del Padre. La
Iglesia, a su vez, buscando la gloria de Cristo, se hace más semejante a
su excelso modelo, progresando continuamente en la fe, la esperanza y
la caridad, buscando y obedeciendo en todas las cosas la divina
voluntad. Por lo cual, también en su obra apostólica, con razón la Iglesia
mira hacia aquella que engendró a Cristo, concebido por el Espíritu
Santo y nacido de la Virgen, precisamente para que por la Iglesia nazca
y crezca también en los corazones de los fieles. La Virgen, en su vida,
fue ejemplo de aquel afecto materno que debe animar también a
quienes, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan para regenerar
a los hombres.
HIMNO Madre del Amor Divino desde hoy la más querida, Pura y Limpia Concepción, Reina del Cielo, oh María.
Son tus manos petaquitas que guardan dones del Cielo; pongo en ellas mi esperanza Madre mía y de este suelo.
A tus pies vengo dichoso Madre Hermosa, Mama Quilla, para dejar en tus manos alma, corazón y vida.
Mi canto te alaba, Madre.
Mi danza te sigue al Cielo.
Con mi alma quedan contigo
toda mi vida y mis sueños.
Madre bendita del Valle tierra virgen del Señor, dispensadora de gracia, misericordia y perdón.
Tú eres nuestra esperanza, tú eres el don mejor, flor de las flores del Valle, fuente de la Redención.
Que tus manos entreabiertas, signo de eterna oración, sostengan nuestra esperanza, hagan crecer nuestro amor.
Gloria al Padre que te hizo,
gloria al Hijo de tu amor,
gloria al Espíritu Santo,
que en tu seno lo formó. Amén.
PRECES
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la Madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo: Que la llena de gracia interceda por nosotros. - Señor, Dios nuestro, fuente de la unidad y origen de toda concordia, que has querido asociar a María a la obra redentora de tu Hijo, haz que todos los pueblos se unan en el único Pastor. - Señor Dios que elegiste para Madre de tu Hijo a María, incorrupta en cuerpo y alma y sea así imagen de la Iglesia una e indivisa, haz que en los cristianos reine el espíritu de concordia, paz y perdón. - Padre Bueno, que has querido que la Inmaculada Virgen María, cooperara en 3a reconciliación entre Dios y los hombres, realizada por Cristo, concede que su mirada maternal, nos alcance la unidad a nuestras familias y cultivemos eficazmente la paz que Cristo nos dio. - Padre todopoderoso, que en tu providencia dispusiste que tu Hijo desde la Cruz diera a Juan por Madre a María otorga a tu pueblo que clama a ti el poder hacer más próxima la venida de tu reino en sus corazones, viviendo la justicia, la laboriosidad y la solidaridad - Señor Dios nuestro que ocultaste tu mensaje a los sabios y prudentes según el mundo, y lo revelaste a los pequeños, concédenos ser como Salazar, testigos tuyos marcados por un filial y sincero amor a la Madre de Tu Hijo. Se pueden añadir algunas intenciones libres Confiados en el Señor que hizo obras grandes en María, digamos con espíritu filial la oración que Cristo nos enseñó: Padre nuestro Oración Dios todopoderoso y eterno, que has concedido un especial amparo y protección a cuantos invocan, con la advocación del Valle, a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, que, con su ejemplo e intercesión, mantengamos con firmeza las exigencias de nuestra fe y alcancemos la verdadera libertad de tus hijos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, que has concedido un especial amparo y
protección a cuantos invocan, con la advocación del Valle, a la
inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, que, con su
ejemplo e intercesión, mantengamos con firmeza las exigencias de
nuestra fe y alcancemos la verdadera libertad de tus hijos. Por nuestro
Señor Jesucristo, Tu Hijo, que es Dios y vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.